Algo huele a podrido
Mientras desayunaba, escuchaba las melosas sandeces de Yuyo relatando sus correrías por los balcones de la pequeña Verona de Olivos donde transcurren los más increíbles momentos de amor dignos del…
Mientras desayunaba, escuchaba las melosas sandeces de Yuyo relatando sus correrías por los balcones de la pequeña Verona de Olivos donde transcurren los más increíbles momentos de amor dignos del…